Viviendo sin Windows: Crónicas de una mañana en el trabajo.

Todas las mañanas, al comienzo del trabajo
mi jefe tiene un hobbie que, por más que intente dejar, no puede:
Actualizar Kaspersky, o el antivirus de turno. Todos los días tiene esa
imperiosa necesidad, descargar alrededor de 90Mb ( o más ) de
actualizaciones para sentirse de alguna forma seguro. Esto sucede todos
los días hace más de dos años.

Lo gracioso del caso es que disfruta ( aunque no lo manifieste ),
cada vez que Kaspersky emite ese sonido similar a un cerdo a punto de
morir, cuando detecta un virus, pues alimenta su orgullo al tener una
defensa casi infalible en su PC.

Pero aquí viene el dilema, cuando
Kaspersky lleva días sin chillar, es porque algo raro sucede, o no ha
detectado ningún virus nuevo, o simplemente el bicho se está burlando de
él. Por suerte la incertidumbre llega a su fin cuando por razones
insospechadas se le reinicia la computadora o anda más lenta de lo
normal.

Entonces a esa hora Kaspersky es una basura, no sirve para nada y por
ende, se gana un sin número de adjetivos nada agradables para un oído
que no está adaptado a escuchar palabrotas obscenas.

¿La solución?
Probar con otros antivirus incluídos en su inmensa lista de fieles
candidatos: Segurmatica, Nod32, Avast, Avira,  Panda, Norton… etc. El
hecho es que alguno -según dice mi jefe- tiene que detectar el maldito
bicho, o si no, levanto una imagen que hice con Norton Ghost y tengo
salvada en algún lugar del disco duro.

Ahora, viene la segunda parte del dilema. Tiene que buscar los crack o
números de serie pirateados para cada uno de esos antivirus ( los de
pago ) y a correr se ha dicho. Milagrosamente no sé como se las arregla
para encontrar, entre sus contactos y amigos ( una red de piratas que
no cabrían en una cárcel ) el archivo/fichero/número mágico que le
permitirá, por unos meses o un año, disfrutar de su amado antivirus.

Esto suele ocurrir casi todos los días y yo, cada mañana tengo la
risa a punto para burlarme y decirle que, el mejor antivirus lo tengo yo
en mi PC: Ubuntu. Pero nada, que ni amarrao él instala semejante
sistema operativo, lleno de letras y consolas por doquier. 🙂

Creo que hasta la duele cuando se me acerca
para pedirme de favor, que le revise alguna memoria flash para ver si
tiene el temido autorun.inf, o que se la formatee porque Windows no se
lo permite. Cada vez que lo hace y ve mi cara de satisfacción es como si
perdiera una de esas batallas absurdas que algunos aún ponen como
excusa para no usar Gnu/Linux.

Fuente: Elavdeveloper

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