¿Has borrado un fichero de forma accidental en Linux y ahora quieres
tratar de recuperarlo? La situación seguro que te suena, y aunque en
algunos casos esa recuperación no es posible, sí existen formas de tratar de deshacer el borrado de ficheros.
Nos lo cuentan con un completo tutorial en Linux.com, en el que hablan también de cómo reparar sistemas de ficheros en Linux a través de la herramienta e2fsck, una de las legendarias en Linux y que soporta particiones Ext2, Ext3 y Ext4.
La parte más interesante del tutorial es sin duda la de recuperación de archivos borrados, en la que primero describen el proceso que tiene lugar cuando borramos un fichero,
un análisis interesante que permite comprender qué ocurre cuando
ejecutamos un rm sobre cualquier archivo. De hecho, en esa misma
explicación se hace una recuperación “a pelo” de un fichero borrado en
pruebas para mostrar el funcionamiento de la técnica.
A partir de ahí llega la descripción de una herramienta específica
para la recuperación de archivos borrados en Linux, llamada Scalpel. La
instalación de esta utilidad es trivial -en Ubuntu, por ejemplo,basta
hacer un sudo apt-get install scalpel– y una vez instalada tendremos que editar el fichero /etc/scalpel/scalpel.conf para establecer las extensiones de archivos que queremos recuperar.
El lanzamiento de la utilidad tiene esta sintaxis:
sudo scalpel /dev/sdX -o ~/RECUPERADOS
Siendo X el número de partición que queremos escanear y donde se supone que teníamos el fichero borrado. El proceso tarda -puede llegar a una hora o más,
según el tamaño de la partición- pero si tenemos suerte en el
directorio RECUPERADOS que hemos creado podremos ver cómo están los
archivos que buscábamos.
Ojo, hay que ser realistas con este tipo de herramientas:
la recuperación de archivos depende del momento en que la ejecutemos.
Si hemos borrado un fichero y a los pocos minutos nos damos cuenta de
que queremos recuperarlo tenemos muchas probabilidades de conseguirlo.
Pero si queremos recuperar algún fichero de meses atrás, lo tenemos
mucho más complicado.
La explicación es sencilla: durante todo ese tiempo habremos
utilizado el disco duro de forma intensa, escribiendo y eliminando
otros datos y, por tanto, modificando los sectores del disco,
que estaban marcados como disponibles cuando borramos los ficheros y
que por lo tanto pueden haber sido ocupados con otro tipo de
información.
Así pues, tenedlo en cuenta: si tratáis de recuperar ficheros borrados, mejor que sea cuanto antes.