Nova sí va. ¿¡Pero hacia donde!?

Respuesta al artículo «Nova sí va» de Sundred Suzarte Medina, publicado en el semanario Trabajadores del 11 de enero de 2010, página 6.

http://www.trabajadores.cu/news/2010/1/9/nova-si-va

Nova sí va. ¿¡Pero hacia donde!?

alt

Citando a un amigo «cada vez que aparece una bulla de Nova, tal parece que ocurrió el Big-Bang en la migración cubana». La migración en Cuba, o lo que es lo mismo, el proceso de sustitución del software privativo por software libre, es para muchos motivo de ilusiones y desengaños. Mientras de una parte existen desde hace años los lineamientos para la migración en Cuba; de la otra, cada vez parecen ser más los pasos de retroceso que los de avance.

Sin un decreto o resolución similar a la 3390 de Venezuela, que establezca la obligatoriedad del uso de software libre en las dependencias estatales; la mayoría de lo que se ha hecho en materia de migración, que generalmente abarca servidores y en algunos casos estaciones de trabajo, ha sido por el empuje de la comunidad de software libre cubana. Gente que en su puesto de trabajo o estudios impulsa esta filosofía y tecnología, independientemente de lo que le paguen o le orienten.

A la luz de la Batalla de Ideas surge la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), campus universitario con las mejores condiciones para integrar el estudio de la informática y la producción de software. No es de extrañar entonces, que sea en este lugar donde aparece el primer intento «exitoso» de tener una distribución GNU/Linux cubana. Pero no es la UCI el alma mater del movimiento de software libre en Cuba, ni es el primer lugar donde se intentó crear nuestra propia distribución de un sistema operativo GNU/Linux. Tenemos al menos dos intentos reconocidos anteriores: Caimán Linux del MINED, basada en Debian y LinuxUH de la Universidad de la Habana; ambos intentos, como diría con magnífico buen humor otro amigo «fallecieron por infarto económico».

Utilizar y crear software libre, además de ser éticamente correcto, es un asunto de soberanía y seguridad nacional, de eso no cabe la menor duda. Sin embargo, no es recompilar y reempaquetar en el patio lo que nos da la soberanía. Son las cuatro libertades que este tipo de software ofrece lo que nos permite hablar de soberanía e independencia: libertad de usar el programa, con cualquier propósito; libertad de estudiar el funcionamiento del programa, y adaptarlo a las necesidades; libertad de distribuir copias, con lo cual se puede ayudar a otros, y libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras, de modo que toda la comunidad se beneficie. Para poder ejercer la segunda y última libertad mencionadas, el acceso al código fuente es un requisito previo.

Cada vez que aparece una reseña sobre Nova, se alude a la soberanía tecnológica como si solamente esta variante de GNU/Linux nos la pudiera ofrecer. Cualquier variante de GNU/Linux, FreeBSD o cualquier otro sistema operativo que aparezca, cuya licencia respete las libertades antes mencionadas, es válida para alcanzar y mantener esta soberanía.

No existe en el software libre la orden «botón rojo para acabar con el socialismo», por la sencilla razón de que su código fuente se encuentra expuesto al escrutinio de todos; al que se le ocurriera poner una opción oculta de intención dudosa (léase «el botón rojo») sería denunciado por la comunidad internacional del movimiento de software libre y excluido de los «círculos de confianza». Además, si esto ocurriera no sería difícil anular esta orden y utilizar una versión nueva sin ella. No podemos decir lo mismo del software propietario.

Pero hablemos de Nova, una distribución de GNU/Linux que a pesar de ser nacional, pasa entre la comunidad cubana de software libre con más penas que glorias. ¿Por qué, si hemos intentado crear distribuciones anteriores se rechaza a Nova? La respuesta se encuentra en un ensayo de uno de los gurus del movimiento de software libre Eric S. Raymond: «La Catedral y el Bazar»: Nova ha sido desarrollado «a puertas cerradas» en el interior de la UCI (este modo de trabajo es lo que se conoce como «modelo catedral», diferente del «modelo bazar» donde cualquiera puede contribuir) y se pretende que sea la «propuesta» de sistema operativo a utilizar en las estaciones de trabajo en Cuba.

Exceptuando los que trabajan en el proyecto, ningún miembro de la comunidad sabe con certeza cuales han sido las modificaciones y optimizaciones que han sido introducidos en Nova. No se conoce ninguna forma de unirse al proyecto como programador que no sea pasando a formar parte de la nómina de la UCI. Esto es completamente contrario al espíritu y la filosofía del software libre, donde la colaboración es fundamental. El software libre crece desde las comunidades hacia las instituciones, la capacidad creativa de 100 programadores resultará siempre menor que la de 10 000 colaboradores.

Durante años el mismo servidor que alojaba el sitio www.softwarelibre.cu, alojó también las listas de correo y demás servicios a disposición de la comunidad de software libre cubana. Estos eran herramientas fundamentales para la integración y la colaboración. Sin embargo, de forma misteriosa y sin explicación oficial alguna, desaparecieron en un instante; dejaron de estar disponibles en la intranet cubana toda la historia de la comunidad durante unos 10 años y la documentación que durante este tiempo había sido acumulada.

La soberanía tecnológica y el desarrollo del software libre en Cuba, pasa por mucho más que una distribución GNU/Linux y una universidad, pasa por toda una comunidad que teniendo una historia que contar anterior a la UCI y a Nova, se siente excluida.

Walber Zaldivar Herrera

Miembro de la comunidad cubana de usuarios de tecnologías libres.

15 de enero de 2010

– Usted es libre de copiar y distribuir este escrito en cualquier medio.
– Usted es libre de realizar modificaciones, siempre y cuando estas sean bien señalizadas como no pertenecientes al autor original.

¿Te resultó interesante? Compártelo ...



GUTL

Publicado por GUTL

Forma parte de GUTL desde el 6 diciembre, 2011.

Este artículo tiene un comentario

  1. En mi opinión, lo que sucede con Nova es lo mismo que acontece en otros sectores de la sociedad cubana: «el nesfasto secretismo» -cito al Presidente de la República-, o lo que un colega llama con ingeniosidad: «el síndrome de la sospecha»; otro, con menos paciencia diría: «la paranoia» que resta transparencia y claridad a la gestión de gobierno. Lamentablemente, los «gerentes» del proyecto Nova no acaban de comprender que para que una distribución sea LIBRE tiene que cumplir con las cuatro libertades, si incumple con una de ellas será cualquier cosa menos SWL y no es ético ir proclamando por el mundo algo que no somos. Es cierto, hemos vivido mucho tiempo -y seguiremos viviendo-, bajo el síndrome de plaza sitiada; empero, ¿Venezuela no es ahora mismo la plaza más sitiada de América Latina?, pero a los desarrolladores de Canaima no les ha dado por guardar el código bajo cuatro llaves y ubicar cancerberos flanqueando la entrada.

Los comentarios están cerrados.