Linux tiene fama de ser la pista de juego de computación para hackers, que se conocen de memoria cada línea del código de un programa. Por el contrario, veinte años después que fuera lanzado, en agosto de 1991, por el finlandés Linus Torvald, este sistema operativo libre es tan fácil de operar como Windows o Mac OS. Sólo que ofrece más posibilidades para sumergirse bajo la superficie de la ventana y llegar hasta las profundidades del software.
¿Por qué Linux, cuya mascota es desde 1996 un pingüino, no logra salir de su nicho? Para muchos es demasiado complicado migrar a Linux una computadora con el sistema Windows ya preinstalado, según cree Holger Dyroff, gerente del fabricante de software Novell. «Personalmente, desde 1994 yo no tengo en mi computadora otra cosa que Linux», dice.
Novell está ligado a OpenSuse, una de las distribuciones clásicas de Linux. Así se llaman los empaquetados de software de que consta el núcleo de Linux, el alma de este sistema operativo, y una multitud de otros programas de libre disposición. Suse, el antecesor de OpenSuse, «ha desarrollado un trabajo pionero en la difusión de Linux», destaca Nils Magnus, cofundador de Linuxtag. Quien conozca Windows y quiera migrar, tiene en OpenSuse una gran ayuda, sobre todo mediante la superficie gráfica KDE.
Pero OpenSuse ya no es la variante de Linux más cotizada. Una mayor distribución tiene el proyecto Ubuntu, fundado en 2004, actualmente con un volumen estimado de 25 millones de usuarios en todo el mundo.
La version 11.4 de Ubuntu dejó de usar de forma standard el escritorio Gnome, en favor de la nueva superficie Unity, que no tiene ya la barra de tareas en la parte inferior, sino a la izquierda. Con esto, la pantalla de proporción 16:9 tiene más lugar para contenidos en las horizontales. «Se trata de una nueva e interesante iniciativa, que da nueva forma al escritorio», destaca Magnus.
Ubuntu es una distribución basada en Debian, que existe desde 1993 y que contiene exclusivamente software libre. Los demás contienen también programas comerciales gratuitos como el Acrobat Reader. Debian, del cual la última versión ocupa ocho discos DVD, es claramente la mayor distribución de Linux, a juicio de Ladislav Bodnar, operador del sitio Distrowatch (http://distrowatch.com), uno de los grandes distribuidores de este sistema operativo.
La versión más pequeña de Linux con superficie gráfica es Tiny Core Linux, que ocupa once megabytes. Bodnar, un eslovaco fanático de Linux que vive en Taiwan, tiene en su base de datos 689 distribuciones distintas. De ellas, 323 son proyectos activos que han seguido siendo desarrollados.
«La superficie gráfica sigue siendo objeto de un acalorado debate», señala Bodnar, destacando una tendencia en la escena de Linux. El escritorio Unity de Ubuntu y también la nueva versión Gnome 3 están más bien orientados al aprovechamiento de una pantalla táctil. «Si bien pueden ser usados en una computadora de escritorio o un laptop, demandan un cambio radical en las costumbres», dice. Por ello, muchos usuarios tradicionales de Linux, señala Bodnar, buscaron alternativas y emplearon más bien superficies gráficas como Xfce o LXDE. «Pero naturalmente hay también quienes gustan del nuevo diseño de escritorio de Unity o Gnome 3».
La instalación del software y la activación de actualizaciones se ha hecho muy fácil en la mayoría de las distribuciones. «Todas las grandes distribuciones vienen con un buen paquete de administración», explica Nils Magnus. Tampoco son problema los drivers o complementos: hay respaldo para hardware de todo tipo, desde memorias USB y modems UMTS, hasta sensores de impresiones digitales para computadoras portátiles.
Para los novatos, Magnus recomienda Ubuntu, OpenSuse o Fedora – distribución Linux para usuarios privados salida de Red Hat. «Debian no es conveniente para principiantes», dice, señalando que la instalación en un PC de este sistema construido de forma modular suele ser a veces muy complicada.
La multitud de distribuciones de Linux es también interesante para especialistas que usan su computadora para tareas muy determinadas. Allí están Edubuntu, variante de Ubuntu para escolares, o bien Mythbuntu, para la grabación de vídeos. También se basa en Ubuntu Backtrack, una distribución con herramientas especiales para pruebas de seguridad de redes de computación.
Aunque Linux ya no exija conocimientos especiales de computación, divierte el ocuparse con software que, como el exigente editor de textos Emacs, ofrece muchas más posibilidades que Word, el procesador de textos de Microsoft. A veces las cosas no funcionan al primer golpe. Pero, tal como dice Dyroff, de Novell, «es un desafío muy especial el dedicarse a ello».
Fuente: http://www.elpais.cr/articulos.php?id=50539