“Con Debian GNU/Linux he podido aprender y utilizar herramientas que antes no podía. Me ha mejorado la vista. Exploto el hardware de manera más eficiente. No tengo ni tendré que preocuparme por las licencias. ¿Qué más puedo pedir y decir?”
por Federico Antonio Valdés Toujague
Fui un consumidor exclusivo de los productos de Microsoft desde el año 1990 hasta el 1ero de julio del 2006. Comencé en la época del MS-DOS 3.30. Pasé por todas las variantes de Windows desde la versión 3.0 hasta el XP. Fueron dieciséis años en los que aprendí desde utilizar una computadora hasta programar y administrar redes. De profesión Ingeniero Termoenergético, pasé a trabajar la Informática profesionalmente desde el 1995. Siempre me gustó muchísimo la programación. Desde el FORTRAN F10H hasta Visual FoxPro, pasando por QBasic y otros lenguajes.
A mitad del año 2006, cada vez que leía una revista de computación PC Word, Byte u otra, la inmensa mayoría de los artículos versaban sobre el afamado Windows Vista. Mi experiencia con el XP era la de formatear el disco duro de mi máquina cada dos o tres meses por diversas razones: debido a un virus nuevo y a la no actualización del antivirus; a que como soy informático necesito probar nuevos softwares y en muchas ocasiones se corrompía el sistema operativo; debido a la inestabilidad intrínseca de Windows en la mayoría de sus versiones; se fue el fluido eléctrico y el back ups no respondió a tiempo; en fin, razones harto conocidas por los usuarios de Windows.
Me cansé. Me hastié de Windows.
Ya no era la profesionalidad de los Windows NT 4.0 y del natural desarrollo de la Suite Ofimática Office. Ya no era el Visual Studio para la programación. Se trataba de crear necesidades que realmente no tenía. Mercado. Puro Mercado apoyado por la realidad de que Microsoft Windows se convirtió en el estándar de facto como el sistema operativo de la gran parte de las computadoras personales.
En ese entonces, el Software Libre había madurado lo suficiente para ser utilizado como una alternativa real al software privativo. Estaban los Debian, OpenSuse, RedHat, Mandrake, y otras muchas más Distribuciones de Linux funcionando en muchos ordenadores de mesa del mundo. En Cuba no era tan masivo debido a que en la práctica, Windows es tan «libre» como el propio Software Libre.
Con 54 años de edad y apoyado por el joven Julio Cesar Carballo de 22 años, me decidí por Debian «Sarge». Para instalarlo utilizaba aproximadamente cuatro de los catorce CD-ROM que era el Repositorio de Programas completo de esa distribución de GNU/Linux. Tenía un ambiente gráfico simple y elegante. El brillo no era (y no lo es) agresivo a la vista. Más que estable y seguro. Con aplicaciones de Ofimática, Bases de Datos, Diseño de Gráficos Vectoriales, tratamiento y manipulación de imágenes, aplicaciones de Diseño Asistido por Computadora (CAD), Matemáticas, Diseño Web completo, y muchas más.
Servidores de Páginas Webs, Dominio, Nombres de Dominio, FTP, DHCP, Chat, Voz sobre IP. Servidor de Ficheros compatible con redes Microsoft y cuanto servicio se necesite en una Intranet o Internet, y que de paso, no los tiene Windows o cuestan una enorme cantidad de dinero o un enorme esfuerzo el «hackearlo» para después tener un servicio que no funciona todo lo correctamente que debe funcionar.
Ahora utilizo Debian Lenny. Es tan gráfico o más que el Windows 7. Sólo consume en mi máquina unos 130 megabites de memoria. No necesito antivirus. Windows 7 pide 1024 megabites de memoria y 16 gigabites de espacio en disco duro para la arquitectura de 32 bits. Debian Lenny pide 256 megabites de memoria para su escritorio GNOME (mi preferido) y 6 gigabites de disco duro para una instalación mínima. Jamás he necesitado más de 5 gigabites para el sistema operativo. Es muy estable y seguro y debido a la filosofía con que fue creado, puedo tener instalado más de un manejador de escritorio y seleccionar uno al iniciar mi sesión.
Con Debian GNU/Linux he podido aprender y utilizar herramientas que antes no podía. Me ha mejorado la vista. Exploto el hardware de manera más eficiente. No tengo ni tendré que preocuparme por las licencias. ¿Qué más puedo pedir y decir?
Me perdonan si he utilizado palabras y siglas propias del argot informático, pero no queda más remedio.
En fin que a los tres días de estar utilizando Mi Debian, le dije al freake Julio Cesar: «Más nunca el hardware de mi máquina verá un Windows». Así ha sido, es y será mientras exista ese maravilloso movimiento denominado Software Libre.
«Que un árbol no nos impida ver el bosque»
Tomado de La Ventana