Microsoft recientemente ha anunciado el lanzamiento de «Office Live», una versión gratuita de Office 2010 para la nube. Como la idea probablemente parezca tentadora para algunos, considero oportuno mencionar algunas de sus principales desventajas.
La primera desventaja es que al ser un servicio para la nube, esto significa que los documentos que creemos con dicha herramienta se almacenarán en un servidor de Microsoft, de manera que entre esto y el GUID que inserta Microsoft en todos sus documentos que identifica desde qué computadora fueron escritos, podemos decir adiós a nuestra privacidad.
La segunda desventaja es que (curiosamente para un producto basado en la web), para crear un nuevo documento, se necesita descargar e instalar un ejecutable en el sistema operativo, y hasta ahora dicho ejecutable no existe para otra plataforma que Windows (nada sorprendente).
La tercera y fundamental desventaja es el formato de almacenamiento. Microsoft sigue usando formatos deliberadamente diferentes a los estándares para anclar a los usuarios a sus productos. Su criticado formato OOXML supuestamente utiliza el estándar abierto XML, pero en realidad almacena datos binarios en los tags, con lo cual prácticamente se anula la portabilidad e interoperabilidad de esta tecnología. Por otra parte, Microsoft tiene un pésimo historial de romper la compatibilidad entre sus propios formatos de documentos, lo cual es problemático principalmente para los entornos gubernamentales, en los cuales la información tiene valor histórico y ha de permanecer legible por decenas de años. De hecho, aparentemente Microsoft ya ha perdido el interés por su OOXML, y ahora se está enfocando en XAML (sobre el cual se basa SilverLight, el competidor de Flash), y su subconjunto XPS (competidor de PostScript y PDF).
Dicho sea de paso, resulta lamentable que aunque nuestro país haya comprendido y reconocido públicamente la utilidad y necesidad del software libre como vía de independencia tecnológica, aun no se toman medidas que reglamenten el uso oficial de verdaderos estándares abiertos para el almacenamiento e intercambio de la información entre instituciones, con lo cual se frena innecesariamente el proceso de migración. En mi opinión, deberíamos tomar ejemplo de las resoluciones publicadas en la Gaceta de la República Bolivariana de Venezuela, el jueves 29 de enero de 2009:
«Todos los entes y órganos de la Administración Pública Nacional de la República Bolivariana de Venezuela que generen, procesen o almacenen documentos electrónicos ofimáticos, en los que se requiera preservar la capacidad de modificación de la información, deberán aplicar y utilizar el Formato Abierto de Documentos (ODF) en su versión 1.0, sin menoscabo que se empleen versiones superiores conforme lo indique el ente encargado de velar por el cumplimiento de la presente Resolución.»
«Todos los entes y órganos de la Administración Pública Nacional de la República Bolivariana de Venezuela que generen documentos electrónicos que no tengan por finalidad ser editados, o que deban ser distribuidos a terceros conservando la integridad del aspecto gráfico y de su contenido, deberán aplicar y utilizar el Formato de Documento Portátil (PDF) en su versión 1.7, sin menoscabo que se empleen versiones superiores conforme lo indique el ente encargado de velar por el cumplimiento de la presente Resolución»
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