Los gestores de ventanas son programas que controlan tanto la ubicación como la apariencia de las ventanas en una interfaz gráfica de usuario. Si eres usuario de Linux ya sabrás que tienes toda la libertad para elegir entre una multitud de gestores de ventanas disponibles, y es por eso que hoy te hablaré de Blackbox, una alternativa ultra-liviana para manejar las ventanas en Linux.
Blackbox es un gestor de ventanas que ha sido escrito desde cero y contiene código completamente original, en el lenguaje de programación C++. Otros gestores de ventana muy populares, como Openbox y Fluxbox han sido construidos a partir de su código fuente.
Entre las características de Blackbox destaca su mínimo consumo de recursos (de 1.5 a 2 MB de RAM) que lo convierte en una de las alternativas más ligeras disponibles en la actualidad y permite que equipos con escasos recursos puedan disfrutar de una bonita (y minimalista) interfaz gráfica.
A pesar del poco espacio que ocupa y los mínimos recursos que consume este gestor de ventanas, tu escritorio con Blackbox nunca te aburrirá, ya que cuenta con diversas opciones de configuración y temas de usuario para personalizar la apariencia de las ventanas a tu gusto.
Una característica a resaltar es su alta integración con los entornos de escritorio Gnome y KDE, ya que permite ejecutar sus aplicaciones ‘nativas’ sin problemas.
Otras características incluyen:
Múltiples escritorios virtuales o áreas de trabajo completamente configurables.
Menú para iniciar las aplicaciones.
Galería de temas visuales para personalizar la apariencia de las ventanas.
Soporte para imágenes y gradientes.
Disponible bajo la licencia de software libre MIT (100% gratuito).
Funciones ampliables a través de programas de terceros.
Gran rapidez y estabilidad, debido a su compacto código y escasez de dependencias de librerías.
Blackbox también cuenta con algunas limitaciones, como la carencia de iconos del escritorio, atajos de teclado y barra de tareas, restricciones que parecen ser impuestas a propósito, con el fin de conservar el mayor minimalismo posible. Sin embargo no por ello deja de ser fácil de usar y muy eficiente en lo que hace, manejar las ventanas.
Blackbox se encuentra disponible para descargar en la mayoría de los repositorios oficiales de las principales distribuciones Linux. Para instalarlo en Ubuntu sólo tienes que abrir una nueva ventana de terminal e introducir los siguientes comandos:
sudo apt-get install blackbox blackbox-themes
Después de instalarlo cierra la sesión actual y en la pantalla de inicio de sesión selecciona la opción Blackbox.
Fuente: Planetared
A mí particularmente me gusta mucho, al igual que Fluxbox (el cual está basado en Blackbox), en el cual se resuelven algunas de las limitaciones de Blackbox que señalas.