Lauretta: ¿Cómo comienza tu incorporación al mundo del Software Libre?
Diego: Estaríamos hablando del año 82’ probablemente. Editaba documentos con TeX, que es un procesador de textos muy bueno para matemática. En esa época comencé a conocer lo que era el Software Libre, la posibilidad de compartir programas, modificar el código libremente y construir comunidades de desarrolladores – usuarios: prosumidores.
L: ¿A qué se enfrenta el Software Libre en el 2010?
Yo no diría que el Software Libre se enfrenta a algo, más bien son las personas vinculadas al software propietario existente las que se enfrentan a la libertad del software. Concepto que invade el mundo mediante tres aspectos. Uno filosófico y ético, al impulsar la libertad de las personas para compartir y mejorar el código. Otro técnico, instrumental, económico; con la metodología de desarrollo abierta -habilitada por las 4 libertades- que es superior a los modelos de desarrollo habituales en el software propietario. Y también un aspecto militante, político, con la aparición de grupos que fomentan su difusión por cuestiones ideológicas y no por intereses económicos, como habia pasado hasta ahora con el software.
Yo diría que el Software Libre va tomando poco a poco algunos ámbitos por asalto.
L: Ahora bien, ¿El centro del Software Libre apunta a una filosofía propiamente dicha o se refiere más a un proyecto político?
Bueno, yo diría que es cierto eso del «proyecto» y la «militancia política», pero hay una cuestión que es de fondo, estructural, que es el advenimiento de las sociedades de la información/conocimiento en Internet. Hay una base material que sustenta la filosofía y el proyecto del Software Libre y es la habilitación de medios electrónicos para compartir cualquier obra digital. Esto no existía antes del advenimiento de Internet y no era posible compartir como ahora sí lo es. Las leyes de copyright, que son las que restringen la posibilidad de compartir las obras digitales, surgen porque en aquel momento eran la única forma de financiar la distribución de la cultura. Aseguraban a las editoriales la posibilidad de ganar dinero. Era muy caro, primero seleccionar las obras (ahora esta google), luego imprimirlas, y finalmente distribuirlas por todo el planeta. Y eso había que financiarlo, para eso inventan la ley del copyright (y los «derechos» de autor, como contrapuestos a los del usuario o lector).
A partir de que cada ser humano (o una buena parte de la humanidad) pueda compartir lo que quiera a un costo marginal realmente bajo (casi siempre fijo), desaparecen los límites reales, materiales, económicos para la libre circulación del conocimento o las obras digitales. Por ejemplo, un grupo que interpreta una canción, con muy poco dinero la graba en su casa y esa misma noche puede publicarla en Internet. De esta forma la van a a poder escuchar en Asia, América Latina, en todos lados. Hoy en día es posible compartir, y obviamente aparecen filosofías que interpretan el fenómeno y éticas que lo e instalan como norma. Tambien grupos que lo promueven. Por eso aparecen los movimiento para compartir música, compartir software etc. etc.
Es una revolución tecnológica primero, y luego económica filosófica, ética, y tambien política. Internet (impulsada con el software libre) marca el advenimiento de la era del conocimiento, y el fin de la era industrial. Toda nueva era aporta contradicciones, la era del conocimiento presenta la contradicción del conocimiento libre vs. el propietario, asi como la industrial impuso la contradicción entre los bienes de producción estatales (comunismo) vs. los privados (capitalismo)
L: En este momento, ¿Qué parte del movimiento del Software Libre atrapa tu interés?
En este mometo estoy interesado en todas las implicancias que tiene este modelo en el resto de las actividades. Se está empezando a hablar de sistemas de fabricación participativos. De industrialización, de producción de bienes y servicios reales, no sólo de bienes virtuales, tambien de bienes materiales. Procesos productivos facilitados por la interactividad de la red. Tenemos la posibilidad de compartir la información y habilitar sistemas absolutamente descentralizados. Hablamos de fábricas enormes, como por ejemplo exportadoras de bicicletas en China. Estos procesos productivos tienen varias cualidades:
Primero. El capital es poseido por los mismos trabajadores por lo tanto no aparece el concepto de explotación. Por ejemplo un capitalista que monte una fábrica, para que la gente vaya a trabajar y él se apropie de esa riqueza. Ese fue el modelo de la revolución industrial. Hoy cada uno puede tener sus propias máquinas, es dueño de trabajar cuando quiere y a la velocidad que quiere.
Segundo. Aparece un sistema electrónico que permite coordinar la producción, sin un mando central. Hablamos de metodologías de trabajo que nos alejan del fordismo. Las nuevas tecnologías de este siglo están habilitando sistemas productivos totalmente radicales.